Estoy tomando un té en Starbucks y al lado de mí hay dos tipos en lo que claramente es una entrevista de trabajo. A esta situación se le agrega un grado de dificultad: uno es gringo. Es simpático ver al moreno de enfrente tratar de masticar el inglés. No sé realmente qué estará pensando el «jefe» de él. Se ve claramente que nuestro compatriota está muy nervioso.
Yo estoy haciendo tiempo para ir al radio a una entrevista que le van a hacer a uno de los autores de la editorial… más negocio. Esto sin mencionar que estamos sentados en uno de los mejores negocios de los últimos 20 años, una cafetería que revolucionó la forma de tomar café y de ofrecer servicio al cliente.
Todo en esta vida habla de negocios. Cuando te encuentras a un amigo de la prepa y te da su tarjeta «por si se te ofrece algo», descubres una verdad inevitable: ya eres un adulto. Ser parte de la población económicamente activa a veces no es tan divertido; ya tienes responsabilidades y aprendes a valorar el dinero que ganas con el sudor de tu frente.
Dicen que de los 22 a los 28 años es la edad en la que las personas viven con más estrés… todo por hacer negocio. De sólo pensarlo, me estreso. Mejor vuelvo a mi shaken lemon black tea y disfruto de Starbucks mientras oigo el claxon de los coches que están desesperados allá abajo… La vida sigue.
este comunicólogo sí que sabe de qué habla.