Una buena forma de morir

Una noche no podía dormir. Después de dar vueltas a la cocina, a la sala, leer un libro, ver la tele, saqué la computadora que estaba en reposo y traté de entretenerme. Lo único que quería era perder el tiempo, no pensaba buscar nada muy serio. De repente, en una de las páginas que había dejado abiertas apareció una noticia que sigo sin saber por qué llamó mi atención: «American died living his dream in Uganda».

Entré para investigar cuál era su sueño y descubrí que no eran unas vacaciones, todo lo contrario. Nate Henn, el americano del que habla la noticia murió mientras estaba ayudando como voluntario a niños forzados a ser soldados en ese país. Tenía 25 años y había pasado un año trabajando en la fundación Invisible Children para recaudar fondos y llegar a Uganda.

Nate murió una tarde de verano como cualquier otra, mientras veía el mundial con mucha gente. Esto es lo que produce la violencia y la guerra: muerte. Pero dentro de este dolor surge algo inexplicable… un héroe. Nate es de esos héroes de los que vale la pena hablar. Era un héroe desconocido, que simplemente buscaba hacer algo bueno con su vida.

En esa noche de insomnio, empecé a buscar su perfil en Facebook. La cantidad de personas que le agradecían y rendían tributo a su vida era impresionante. Lo que comentan acerca de él sus compañeros, amigos y maestros, deja claro que era una persona auténtica, seguramente con fallas y caídas, pero que luchaba hasta el final. Su nickname era Oteka, mismo que le pusieron los niños a los que ayudaba, que significa «el fuerte».

Él mismo escribió en Facebook y en su blog que en Uganda estaba viviendo los días más felices de su vida. «Treasure the journey» era su lema. Al ver una historia de vida como ésta, me queda claro que de ese modo me gustaría morir: haciendo lo que más me gusta y no sólo eso, sino haciendo algo por el mundo, por las personas que lo necesitan. Pero veo mi día a día y pienso una cosa: para morir así, hay que vivir así.

Nate me ayudó a decidir el rumbo que quiero tomar y no estoy dispuesto a olvidarlo. ¡Qué vueltas da la vida! Alguien que no conoces, de tu misma edad y que ya no está vivo te puede dar una lección de vida.

Para conocer más sobre el fondo de ayuda que creó la familia de Nate Henn, visita natehenn.com

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