Me acordé de esa canción horrible cantada por una estudiantina de niñitos con cascabeles. El punto es que no quería escribir sobre los reyes (que por cierto no me trajeron nada) sino sobre la rosca. Hace poco me tocó escuchar todo el significado de las tradiciones de Navidad que existen. Aunque ya conocía parte del cuento, no me sabía toda la historia. Así que de paso se las cuento.
Todo empieza en Navidad, cuando alguien se saca al muñeco del niño Jesús para cuidarlo durante todo el año. El que se lo gana tiene el privilegio de «presentarlo en el templo». Es decir, es el padrino del niño Jesús ese año. La presentación es el 2 de febrero y el padrino paga.
Pero ahí es cuando entra nuestra rica rosca de reyes. Para que el padrino no tenga que pagar todo el numerito, el día de la epifania hace una fiesta e invita a todos a partir la rosca. A los que les aparece el niño Jesús, comparten el padrinazgo del niño y ayudan a poner los tamales de ese día. Hé ahí el origen de esta tradición.
Este año me tocó muñequito, pero gracias a Dios no fue el niño Jesús sino un rey mago. Me salvé porque el año pasado en lugar de tamales, tuve que pagar una apuesta. Me divertí cumpliéndola pero no soy necesariamente de ese tipo.