Hace poco leí un estatus de Facebook, en el que se publicaba algo como: «En ésta época, el ser humano científicamente es un gigante y moralmente un enano». ¿Será cierto? ¿Hemos llegado tan lejos? ¿Ya perdimos el rumbo? No tengo palabras para contestar. No tengo palabras para explicar el momento por el que la humanidad pasa en este momento. Por un lado se hacen transplantes de órganos, se salvan vidas en desastres naturales, se produce energía del sol, del agua, del viento, de las reacciones; se transmiten imágenes desde todo el mundo, incluso del espacio exterior. Por el otro, se declara la guerra entre países, mueren millones de personas a causa del aborto, miles de personas están secuestradas.
¡Cómo es posible que iniciemos otra guerra! ¿Por qué la respuesta del hombre, de los países y gobernantes siempre tiene que ser la agresión? ¿Para qué necesitamos aliados que combatan los misiles y no necesitamos aliados que combatan la pobreza o las enfermedades?
¿Cuál es el origen de todo esto? ¿Qué ocasiona el dolor, el odio, la ira? Llevo mucho tiempo pensando en una respuesta. Lo que he descubierto es que se puede deber a un desequilibrio en la vida de la humanidad. Y no hablo en general, lo veo en mí mismo. Cuando algo empieza a perder su peso y todo en mi vida es sobre el trabajo, sobre la diversión o sobre mí, inmediatamente todo empieza a perder sentido y estoy de mal humor y a veces reacciono muy mal. Algo que aumenta considerablemente esta situación es cuando no le doy tiempo al silencio, a la reflexión o a la oración.
Yo me pregunto ¿cuántos de los gobernantes, líderes y generales que participan en todas estas acciones se toman un tiempo para ser objetivos, dejar de lado sus intereses o bilis y poner su alma en paz? No pido que recen diario, mucho menos que vayan a misa o a la mezquita. Simplemente, ¿cuántos están conectados con su alma? La conexión con nuestra alma es lo que nos hace humanos, de lo contrario, sólo nos quedamos con un alma sensitiva como los animales. A veces eso son las guerras, peleas de animales. Ojalá que algún día entendamos lo que realmente vale una vida humana.
Mientras tanto, los que no estamos en guerra, tratemos de estar en paz con nosotros mismos y así algún día, poco a poco la humanidad se encontrará a sí misma.