En mi cuarto tengo colgada una frase de Calderón de la Barca que dice lo siguiente: «La mayor victoria del hombre consiste en vencerse a sí mismo». Es la lucha más grande, porque lo que más detiene el progreso de una persona es ella misma. Claro que puede haber enemigos y gente a la que no le encantes, pero es ilógico creer que todo en la vida es resultado de una persona que se empeña en hacerte la vida difícil. Simplemente piensa: ¿tú dedicarías todo tu tiempo en arruinarle la vida a alguien en todos los aspectos? Creo que ni siquiera el demonio lo hace… es demasiado flojo.
Así que todo se reduce a una lucha «de mí contra mí», y esa es más difícil que tener a todos nuestros enemigos al acecho. Nosotros somos peores que la mala suerte, el narcotráfico y los secuestradores juntos. A veces somos los que más daño nos hacemos y los que más sueños nos frenamos. Y lo peor de todo, ni siquiera es con esa intención.
A veces es por nuestra historia personal que históricamente nos hace cargar paradigmas o frenos que nos han puesto las circunstancias. Pero es importante hacer consciente esta historia y saber que lo que nos frena constantemente no es otra cosa que voces fantasmas de nuestro pasado o de nuestro subconsciente y que realmente no tienen ningún poder sobre el mundo real, en el que vivimos.
Por otro lado, todos dentro tenemos nuestro propio carácter, impulsos e instintos, que nos hacen actuar como un animal salvaje que se domestica en la cárcel de nuestro cuerpo para interactuar con las sociedad. Creo que aquí lo importante es domar a la fiera, no solamente encerrarla, pero vaya que cuesta… Yo mientras tanto, no me atrevo a meter la cabeza a la boca del león.