Quise poner este post desde el domingo, pero en lugar de eso, me la pasé pegado a la televisión viendo todo tipo de programas y documentales sobre el suceso que cambió la historia contemporánea para siempre. Discovery Channel, History Channel, CNN y hasta ForoTV se encargaron de ponernos en contexto de todo lo que ocurrió ese martes en Estados Unidos.
Los programas ibas desde un condensado de videos grabados ese día y nunca antes mostrados en televisión, hasta entrevistas con todo el gabinete del presidente Bush en ese momento.
No lo puedo evitar, para mí sigue siendo un gran misterio lo ocurrido ese día en nuestras vidas. Por un lado, existe la duda sobre los responsables de este acto (que sin duda alguna es abominable). Por el otro, está el dolor de tantas familias que perdieron a un ser querido ese día. Y finalmente está el sentimiento que nos dejó ese día y que no se borra a ninguno de nosotros.
¿Quién fue el que atentó contra la seguridad de Estados Unidos? Tal vez el piloto que secuestró el avión y decidió, a pesar de su vida, estrellarse contra blancos estratégicos de ese país. Tal vez Osama Bin Laden, que a kilómetros de distancia quiso dejar una lección y ganar poder en contra del imperio americano. Tal vez el presidente Bush o su gobierno, que quisieron un pretexto para infundir miedo y ganar autorización de los millones de habitantes para hacer lo que quisieran. Tal vez nunca en nuestra era lo sabremos.
Lo que más me dolió fue ver a una niña acostada en una de las placas que conforman el memorial del 11 de septiembre en la zona cero de Nueva York, inaugurado precisamente el domingo pasado. La fotografía de primera plana del periódico la enseña llorando en el nombre de su papá, que falleció ese día. Haya sido una movida política, terrorista o un ajuste de cuentas, no hay que olvidar una cosa: «Ese día murió mucha gente buena». Esa frase fue la que más me impactó en las entrevistas, porque es real. No importa todo lo demás, nada nos da derecho de quitarle la vida a otra persona. Porque es un regalo que no nos merecemos y que no es nuestro, pero al mismo tiempo es lo mejor que nos pudo ocurrir.
A partir de ese día muchas cosas han cambiado. Desde la tontería de subirte tranquilamente a un avión para ir a Estados Unidos, todo es diferente. Los americanos nunca se volverán a sentir seguros de nuevo, al menos no en esta generación. El mundo le perdió el respeto a la superpotencia y con esto se alteró el orden mundial.
Y a pesar de todo, la vida sigue. Hay que aprender a disfrutar cada segundo al máximo y, al mismo tiempo, aprender a ser individuos que piensan y analizan las situaciones. Muchas cosas pueden influir en nuestra vida, pero nunca debemos dejar que algo o alguien más decida por nosotros. Eso es un hecho