Tengo un propósito este año. No, no es bajar de peso (aunque ya volví a hacer ejercicio por si las dudas). Tampoco es lanzarme en paracaídas (aunque ya estoy viendo lugares en Morelos). Es, más bien, hacer un voto informado. La primera vez que voté por un presidente, fue en el 2006 y creo que lo hice de manera responsable. Sin embargo, creo que entre más crecemos, nuestra responsabilidad es mayor.
Mi propósito para este 2012, año electoral en México y en muchos lugares del mundo, es leer los libros de los tres principales candidatos a la presidencia. Ciertamente mis valores personales descartan inmediatamente a algunos de los aspirantes a la silla grande, pero creo que vale la pena conocer a fondo lo que cada uno de ellos, al menos los que tienen una posibilidad real de ganar, proponen.
Es un intento por tomar mi responsabilidad como ciudadano (me siento orgulloso de mí mismo). Así que pronto les relataré lo más importante de cada uno de ellos, según mi punto de vista. No voy a usar mi blog como plataforma política, porque además, la política es de las 10,495 cosas que no me interesan en este mundo, pero sí me afectan… a mí a y a todos. Así que es mejor tomar al toro por los cuernos.
Tengo muchas preguntas en la cabeza que me gustaría aclarar: ¿Por qué los candidatos quieren ser presidentes? ¿Cuáles son sus motivaciones profundas? ¿Por qué de tantas posibilidades que hay para cambiar el país, tuvieron que escoger la política como el camino, si saben que está en una profunda crisis (ya desde hace mucho tiempo)?
También tengo la esperanza de que el próximo presidente de México sea bueno, cuide la economía, ayude al desarrollo social, elimine las causas de la pobreza, levante la imagen de nuestro país y acabe con la delincuencia organizada, que tanto daño nos ha hecho como nación. No sé si se cumpla, pero la esperanza es lo que muere al último.