Me gusta cuando algún libro, persona o circunstancia te hace cambiar de conceptos o prejuicios. Eso evita que vivas siempre estancado en lo mismo.
Al empezar el año terminé de leer un libro que se llama Forces for Good, una especie de «Good to Great» para organizaciones no lucrativas. Además de que es muy recomendable para todos los que trabajen o emprendan en este sector, tiene muchos conceptos interesantes. En fin, encontré una visión de competencia que me llamó la atención: La competencia no existe.
Lo lógico sería que al hacernos la pregunta «¿Quién es mi competencia?» mencionáramos las empresas, instituciones o individuos que hacen lo mismo que nosotros para el mismo público que nosotros. Sin embargo esta concepción se queda corta, muy corta. No es que sea un experto en management ni mucho menos, pero creo que este cambio de conceptos ayuda en cualquier trabajo y actividad.
En el sector social, por lo menos, ese concepto de competencia debería desaparecer en su totalidad, ya que no se trata de ganar donadores o beneficiarios, sino de construir un campo donde los beneficiarios sean los verdaderos ganadores.
Con esto, me acordé de una de mis clases de la universidad, donde el profesor nos explicaba el concepto de competencia para la Walt Disney Company:
- Competencia directa: Normalmente, clasificaríamos como competencia directa a las empresas que hacen exactamente lo mismo que nosotros en el mismo mercado. Disney clasifica a la competencia directa como Disney. Con esta concepción se aseguran dos cosas: 1) Que la compañía se supere constantemente y 2) Que la experiencia de la marca y servicio sea la misma en cualquier lugar en donde esté presente la marca.
- Competencia indirecta: Debería ser una empresa que por su rama o nicho, comparta indirectamente nuestro mercado. Sin embargo, para Disney un competidor indirecto es cualquier empresa con la que el cliente pueda comparar a Disney. Es decir, prácticamente cualquier otra marca. Y esto consigue que los estándares de Disney sean los más altos del mundo en cualquier mercado.
Cambiando conceptos como estos, podemos transformar nuestra realidad y hacer cosas extraordinarias, eso sin duda.
Lo lógico sería que al hacernos la pregunta “¿Quién es mi competencia?” mencionáramos las empresas, instituciones o individuos que hacen lo mismo que nosotros para el mismo público que nosotros. Sin embargo esta concepción se queda corta, muy corta. No es que sea un experto en management ni mucho menos, pero creo que este cambio de conceptos ayuda en cualquier trabajo y actividad.