
Hay películas que te hacen pasar un buen rato, te entretienen y sales con una sonrisa en la cara. Este no es el caso, diría que Después de Lucía es todo lo contrario.
Es una película profunda, muy profunda que revela una realidad que ha ocurrido desde siempre en las escuelas, pero que hoy, por la tecnología y la velocidad de la comunicación se ha exponenciado tremendamente.
Narra la historia de Alejandra, una niña nueva en una escuela del D.F. que por un error que comete, los rumores la vuelven presa del bullying, hasta llegar al extremo.
Está contada en una manera original, que no presenta solamente las imágenes que el espectador debe ver, sino tomas amplias, sin close-ups, con escenas largas que permiten seguir la historia como si fuera un documental o un reality show.
Al terminar la película, salí de la sala enojado, no por que la película fuera mala, sino porque me hizo pensar en los miles de casos de bullying que se dan en las escuelas y que pueden afectar la vida entera de los niños y jóvenes que son víctimas de él. Sin duda la cinta exagera ciertas situaciones, porque unen en una misma historia múltiples casos de bullying, pero que individualmente pueden ser reales.
Lo único que yo agregaría al filme, sería un aprendizaje al final del mismo. Sí te deja pensando, en muchas cosas, pero no es suficiente por el tema tan delicado que trata, creo que sería bueno que el espectador pudiera llevarse algo al final y no puros cabos sueltos.
Por su calidad, es una digna película para representarnos en Los Óscares del próximo año, qué bueno que la eligieron…