En la JMJ, el Papa Francisco habló con todo tipo de personas, desde los barrios más pobres hasta más de 3 millones de jóvenes en la playa de Copacabana. Una de las ideas que más me llamaron la atención, fue esta:
«Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío va a haber, que acá en Río va a haber lío va a haber, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!»
Esta idea no es nueva, ya la decía cuando era cardenal en Argentina: La Iglesia tiene que salir, no se puede vivir adentro de la Parroquia, se tiene que vivir hacia afuera. No se puede continuar con el clericalismo, que es el concepto de relacionar Iglesia con el Clero solamente, la Iglesia es mucho más que eso, es todos los cristianos que la conforman y la han conformado desde que la fundó Cristo.
Hace poco apareció la encíclica sobre la Fe, Lumen Fidei. Es algo único, ya que está escrita por dos Papas. Pero sin duda las aportaciones del Papa Francisco saltan a la vista. Ésta tiene el gran sustento histórico y filosófico al que nos tenía acostumbrados Benedicto XVI, pero tiene ejemplos sencillísimos, de la vida diaria, que utiliza tan seguido el Papa Francisco.
«¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo! Nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda, una vida feliz, y también un futuro con él que no tendrá fin, allá en la vida eterna. Pero nos pide que paguemos la entrada. La entrada es que nos entrenemos para «estar en forma», para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio de nuestra fe. A través del diálogo con él: la oración. ‘Padre, ahora no nos va a hacer rezar a todos, ¿no?’»
Cuando en un discurso se habla con esa naturalidad, adquiere una nueva dimensión y tira todas las barreras. No cabe duda de que Francisco es un Papa que le habla al mundo actual, a los jóvenes y a los adultos. Todos, al ver su actitud, soportada por sus acciones, lo quieren escuchar y están abiertos a lo que dice. Sin duda pasará a la historia porque la historia lo estaba esperando…
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