Cierto, he estado muy concreto últimamente, muy parado en la realidad, pero yo también tengo mi propio mundo de hadas:

En mi mundo de hadas, todos pueden volar con solo desearlo. No hay prohibiciones ni límites para lo que una persona puede conseguir. En mi mundo, todos saben divertirse con las cosas más simples, sin necesidad de complicarse la vida para poder reír un poco. En mi mundo, no hay despedidas o distancias, sino que todos convivimos en un infinito muy compacto. En mi mundo, la creatividad es creación, todo se vuelve realidad con solo imaginarlo. En mi mundo, no tengo que enfrentar al tráfico, al tiempo o al aburrimiento. En mi mundo, puedo ser niño cada vez que lo deseo. Así es mi mundo y cada vez crece más. Es un mundo mejor, sin duda. Pero lo mejor de ese mundo, es que se puede volver realidad, y algún día lo será.

Después de ver la película Saving Mr. Banks, me quedé intrigado con P.L. Travers. Leí una entrevista con Richard Sherman, quien confiesa que lo buscaron para entrevistarlo para realizar un documental sobre la autora infantil y él confiesa que le costó mucho trabajo porque no tenía nada bueno que decir sobre ella… Nadie tenía nada bueno que decir. Pero lo más sorprendente de todo, es que a pesar de tener esa personalidad tan difícil, haya sido capaz de crear un personaje y un mundo tan increíble como el de Mary Poppins.

Creo que esto prueba la validez de su propia frase. Cuando somos niños, nuestro mundo real y nuestro mundo de hadas son uno mismo. Tienen una línea casi imperceptible. Conforme vamos creciendo, estos mundos se van alejando hasta que el mundo de hadas desaparece en su totalidad o queda escondido tan bien, que es prácticamente imposible que se conecte con el real. Esto le pasó a la escritora y no es algo que le deseo a nadie.

Así que a la próxima que un recuerdo de tu mundo de hadas llegue a tu mente, no lo ignores. Al contrario, aprécialo y atesóralo y utilízalo para hacerle frente a este mundo. 

¿Cuál es tu mundo de hadas? Cuéntanos en los comentarios…