Después de mi acostumbrado periodo sabático en el blog, hoy vuelvo a escribir. Me gusta y me ayuda a desahogarme y sobretodo a pensar. ¿Dejar de escribir será dejar de pensar? Tal vez. Aunque a veces es bueno hacerlo. Sobretodo para tener algo que pensar después. Todo es una especie de ciclo.
Me pregunto si alguno de los días que vivimos pasará en vano. Seguramente, cuando ese día no es producto de un esfuerzo intencional.
Me he cuestionado qué es lo que debemos hacer, ¿malabarear la vida como viene? o ¿hacerla como nosotros queremos? Creo que nunca caerá la moneda en una sola cara, sino que girará constantemente hasta el final de los días. Cualquiera de las dos opciones queda incompleta, medio vacía o medio llena.
La vida es nuestra y debemos hacer lo que nosotros queremos con ella. Aunque a veces hay circunstancias, posibilidades y capacidades físicas que puede parecer que nos limitan. Como decía un querido profesor mío: «Con el chasis, se hace lo que se puede». Sin embargo es en estas limitaciones y en estas posibilidades que podemos lograr cosas extraordinarias.
¿Para qué es la vida si no es para hacerla grandiosa? El punto es empezar, programar y hacerlo. Así que en estos días compartiré un poco de lo que pienso acerca de esto. Parte de esto lo pensaba poner en un libro, que se sigue escribiendo y resorbiendo, como mi propia vida.
Así que vuelo a escribir, pensar y vivir.
La magia solo sucede a los que creen en ella 😉