Hay verdades en la vida que solo se aprenden con la experiencia. No porque no podamos entenderlas a nivel cognitivo al principio, sino porque cuando intervienen nuestros sentimientos, experiencias, historias personales y decisiones, todo va cambiando. No es lo mismo hacer un juicio moral de una situación cuando la estamos viendo de fuera que cuando estamos metidos en el ojo del huracán, con todo girando a nuestro alrededor.
En medio de nuestra vida, siempre llegan momentos en donde todo cambia y lo que creíamos que guiaba nuestra existencia deja de ser importante y toman relevancia otros aspectos que nunca habíamos considerado.
Lo más obvio es pensar que estas circunstancias son crisis o dificultades, pueden serlo. Pero también puede tratarse de momentos de extrema felicidad y plenitud, donde estás seguro de que estás donde debes estar, haciendo lo que debes hacer.
Esas certezas se van conformando en nuestra mente y en nuestra alma y nos ayudan a escribir nuestra historia personal. Nos van llevando por caminos, sensaciones y vidas que no conocíamos antes.
En lo personal, después de un tiempo, he entendido que no vale la pena aferrarse a estructuras que habíamos construido en nuestro interior, pero tampoco se trata de demolerlas por completo o no tener estructura alguna. Se trata de remodelar, de edificar anexos, adaptar y entender por qué esas estructuras están ahí para poder aprovecharlas.
Yo, si de algo estoy seguro, es de esto:
- El ensayo le da valor a la presentación final. Sí, me refiero a ensayar un discurso, una entrevista o una presentación. Pero me refiero más a fondo a preparar juntas, repasar mentalmente conversaciones antes de que ocurran, o recorrer visualmente un día complicado que tengamos por delante de nosotros. William Shakespeare decía que las mejores improvisaciones son las que se preparan. Y esto se refiere a que no tiene nada de malo analizar en nuestra cabeza las circunstancias que pueden ocurrir en nuestra familia, nuestra relación o nuestro trabajo y anticiparnos a ellas para tener una respuesta adecuada e intencional a ellas. Científicamente está comprobado que el ensayo mental puede tener un efecto positivo en nuestros resultados, es por eso que muchos entrenadores lo utilizan con sus atletas además del entrenamiento físico. No digo que yo lo haga todo el tiempo, aún no lo convierto en un hábito, pero sí he notado diferencias dramáticas cuando lo aplico que cuando no lo hago.
- Escribir puede ser la mejor manera de mantenerse sano de mente. Para introvertidos como yo, es difícil lograr que los sentimientos realmente se transmitan en nuestras palabras, gestos o expresiones, porque son algo íntimo que no necesita compartirse en voz alta. Pero yo por lo menos, he encontrado que escribiendo diario puedo sacar lo que hay dentro de mí para ver en blanco y negro lo que me sucede y así tomar decisiones. De ahí la creación de Y la vida sigue… Tristemente, de esto me di cuenta cuando lo dejé de lado para concentrarme en el trabajo solamente. Por un momento llegué a pensar «es solo un hobbie, no es esencial». Hoy me doy cuenta de que estaba muy equivocado. Yo necesito escribir como hacer ejercicio o como comer y dormir. Estoy seguro que no soy el único. De hecho, los grandes de la historia siempre han guardado un diario que es testigo de lo que son y lo que piensan.
- Hay dos tipos de personas en la vida: los ejecutores y los relacionistas. De esto me he dado cuenta con el tiempo. Es una de las maneras en que podemos clasificar a las personas, no la única. No me refiero tampoco a que uno sea bueno y el otro malo, sino que con base en esto, las personas toman decisiones. Algunos prefieren dar resultados, conseguir cambios, avanzar rápido. Otros, priorizan el conocer y relacionarse bien con las personas. Algo de lo que estoy seguro: para que una iniciativa sea exitosa, se necesitan forzosamente a los dos tipos de personas. De lo contrario, se puede caer en el utilitarismo o en la superficialidad.
Estos son solo algunos de los ejemplos. De esto y de mucho más estoy seguro y lo seguiré compartiendo en el blog en futuros posts, espero que les gusten y que compartan de lo que ustedes están seguros en los comentarios.
Mi querido Diego, recuerda las palabras de Ana Frank. «El papel, es más paciente que el hombre». Ya no usamos tanto el papel, sin embargo, la palabra escrita es un deleite del destinatario tanto como del remitente. Y es un don saber escribir y llegar a la conciencia, o al corazón de otro. Felicidades por todos tus proyectos. Dios bendiga tu camino.