Sofismas de la cuarentena

Desde el principio de la cuarentena decidí que iba a salir a correr cinco veces a la semana (soy uno de los que ha contribuido a los numerosos memes creados al respecto). Inicialmente, salí cerca de las 6 o 7 de la tarde. Para mi sorpresa, mucha gente tuvo la misma idea o por lo menos una muy similiar. Vi personas caminando, platicando, andando en bici o corriendo con amigos, familia o gente que se encontraban por la calle.

Inmediatamente, eso detonó miedo en mí. Éramos demasiadas personas en la calle para un confinamiento tan grave como este, a pesar de que a primera vista parecía que la ciudad estaba vacía. Me puse a investigar lo que se sabía sobre este virus y su propagación y encontré 2 criterios importantes. El primero, que la gran mayoría de los contagios se dan persona a persona. El segundo, que los ambientes al aire libre son dramáticamente menos peligrosos que los interiores bajo cualquier circunstancia.

Así que decidí hacer algunos cambios. Por ejemplo, en lugar de salir a las 6, decidí salir después de las 9 de la noche. Y en lugar de tomar los caminos habituales de peatones, corro a un lado de los pocos coches que circulan. Durante mi salida, no convivo con nadie ni me acerco a ningún transeúnte menos de unos 3 metros. En todo el camino, no toco absolutamente ninguna superficie y entro a mi casa sin tenis (que limpio con cloro diario) y directo a la regadera.

Para mí esto es sumamente razonable. Creo que no me estoy poniendo en riesgo ni estoy exponiendo a nadie a un contagio. Fuera de esto, no he dejado mi casa para nada. Ni para ir al súper, ni para recoger productos para llevar, ni para visitar a ninguna persona. No he salido para nada más ni me he acercado a ninguna persona en estos más de 100 días. Yo, desde mi perspectiva, me califico como alguien responsable en esta pandemia.

Tal vez tú que estás leyendo esto ya levantaste la ceja y me estás tachando de irresponsable. Puede ser y sé cómo te sientes, porque yo lo hago con las personas que veo que no siguen las disposiciones para el confinamiento. Y solo voy a poner algunos ejemplos:

He visto a múltiples amigos que no están casados y que durante todo este tiempo han seguido visitando a su novia y viceversa. Parejas que salen de fin de semana o de vacaciones con sus familias políticas y unas semanas después vuelven a salir con la familia opuesta. Ellos aseguran que están guardando la cuarentena, porque solamente están viendo a su círculo cercano. Digamos que están formando una “burbuja social” durante esta época.

He platicado con muchos conocidos que su primera respuesta es: «no he salido para nada». Y en los minutos siguientes de la conversación, enlistan todas las excepciones que han hecho a esta afirmación: «Bueno, salí a la tienda», «He estado llevando pedidos de mi empresa», «He ido a la oficina por lo menos una vez a la semana y hay muy poca gente», «Voy por un café o a pedir takeout a restaurantes, a veces», «Tengo un grupo de amigos y estamos saliendo a correr o a andar en bici juntos varias veces a la semana».

También he recibido invitaciones a eventos, reuniones y comidas. Todas prometen guardar la «sana distancia» y tomar todas las medidas de higiene y salud pertinentes (Sea lo que sea que eso signifique).

Y ya en las últimas semanas he visto a personas que han estado haciendo múltiples viajes y vacaciones, aprovechando la situación. Que «la playa va a estar vacía», que «me voy a un lugar con menos casos», que «no pude hacer el viaje grande que quería, entonces por lo menos me voy a mi casa de campo», etc.

Lo que quiero hacer no es poner en perspectiva lo que hago yo y lo que hacen los demás. Lo que quisiera es entrar en la mente de todas esas personas. Porque estoy seguro que para la mayoría de ellos, eso es cuidarse, eso es no salir, eso es ser responsables. Para algunos, seguro se trata de cuidar su salud mental, valorando eso por encima del bien común.

En todos los casos, ha habido un momento de reflexión y después de realizar este proceso, han decidido seguir adelante con el cumpleaños, con la comida, con el viaje, con la visita, con el café y donas diarias. Algunos seguramente dirán que es por continuar con la vida o por sacar adelante la economía. Seguro esto los transforma en «héroes» en su cabeza. Otros seguramente se inclinan más al argumento de que «con cuidado» ya se puede hacer lo que sea. Y otros dirán que ya no pueden más y que «necesitan salir».

No estoy valorando ni analizando el impacto económico, ni estoy involucrando a las personas que no tienen otra opción más que salir para poder tener qué comer al día siguiente. Tristemente no todos en nuestra sociedad pueden darse el lujo de encerrarse. Pero creo que por lo menos mi círculo cercano sí tiene el privilegio de poder hacerlo. Tampoco estoy diciendo que esta crisis no va a tener impacto en nuestra salud mental o bienestar.

Lo que estoy diciendo es que hoy se está probando nuestra disposición y contribución al bien común como nunca antes se había hecho. Y muchos de nosotros estamos construyendo excusas y sofismas para no hacerlo. Estamos fabricando excepciones para saltarnos las recomendaciones. Cada uno a diferente nivel de gravedad. ¿Será que hemos fallado como humanidad en tejer el sentido de corresponsabilidad entre todos?

Es un tema delicado y no hay blanco o negro. Pero creo que debemos de analizarnos profundamente para poder aprender algo de esto y más importante, poder evitar más tragedias por esta enfermedad.

¿Qué opinas de mi razonamiento y medidas para salir a correr? ¿Qué opinas de lo que he visto y oído de mis amigos y conocidos? ¿Qué opinas de las excusas que nos hemos puesto todos? Me gustaría saber las opiniones de varias personas. Compártelas en los comentarios.

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