Hoy, detenidos en el momento, podemos vernos tentados a mirar el mundo y pensar que éste no puede cambiar. Que todo lo que hagamos no podrá incidir en la forma de vivir de otras personas. Que por mucho que nos esforcemos, las injusticias no van a desaparecer. Que a pesar de todo nuestro trabajo, las circunstancias no van a mejorar.
Prefiero creer lo contrario.
Hoy elijo pensar que mi esfuerzo tiene un sentido. Que esos pequeños sacrificios que hago por otros — aunque ellos no los noten ni los vayan a conocer nunca — cambian su destino.
Hoy quiero creer que una respuesta de mi parte, puede ser el principio de una nueva historia para alguien más.
Hoy quiero confiar en que si camino por un sendero difícil, mis pasos harán que éste sea más sencillo para los que lo recorran detrás de mí.
Hoy vuelvo a declarar que el amor no se demuestra solamente con palabras, ni se expresa solo con besos. Quiero pensar que el amor se nota en las obras que se hacen en silencio, de lejos o de cerca.
Hoy escojo estar seguro de que una oración que haga por una persona la rodea, la protege y la ayuda con un poder invisible e inexplicable.
Hoy prefiero verme como una solución para otros, en mayor o menor medida, porque tengo la capacidad de servirlos.
Hoy decido no rendirme y seguir adelante, sin pretextos, sin retrasos, sin dudas. Todo eso estará presente siempre, pero guardado en un rincón, sin poder tomar el timón de mi alma.
Hoy comienzo un nuevo camino, porque elijo la fe y la esperanza por encima de la incertidumbre y la derrota.