No podemos negar que todos vimos con asombro el primer debate de 2020 entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Algunos estábamos ahí para ver qué propuestas tenían. Otros para ver la valentía de los dos candidatos frente a frente. Y otros francamente por entretenimiento (la política es mayormente entretenimiento que otra cosa).
Aún sabiendo lo que estábamos sintonizando, todos terminamos con esta sensación de vacío, de aburrición, de coraje y de decepción. Ninguno de los dos candidatos fue capaz de hilar una idea correctamente, ya que la velada completa consistió en interrupciones, ataques, chistes, burlas y descontrol. Esta es la política del 2020. No solo sucede en Estados Unidos, es parecido a lo que estamos viendo en México cada mañana y es equiparable a lo que se ve en muchos países del mundo. Estamos viendo una democracia herida por los políticos, que prefieren mirar sus propios intereses y fama que voltear a ver a los países y a las personas a las que representan.
En cuanto vemos a un político, sabemos que está al acecho y que pronto iniciará un ataque. Es de lo que viven, es su naturaleza. No creo que haya un alma sobre la faz de la tierra que piense que un político es político porque quiere mejorar el mundo — o puede que alguien sí lo piense así, aunque yo no conozco a nadie.
Los políticos viven para su propia fama, para su propio ego y para su propio bolsillo. Es triste, incluso descarado pensar esto, lo sé. Pero yo por lo menos no me puedo explicar el estado actual del mundo si no es aceptando que los políticos que lo manejan tienen esta óptica. Y duele, duele mucho hacerlo.
¿Por qué no podemos tener a un presidente que acepte que se equivocó? ¿O por qué no podemos tener a un diputado o senador que reconozca el valor de la propuesta de otra persona o de otro partido? ¿Por qué no podemos aceptar de una vez por todas que ningún partido, ninguna inclinación y ningún sistema político tienen una visión integral? ¿Por qué no podemos tener la sensatez de poner la verdad en el centro y tratar de abordarla entendiendo todos los puntos de vista? ¿Por qué en políticas públicas, alguien tiene que ganar y alguien tiene que perder forzosamente? En todo esto hay más preguntas que respuestas.
Un ejemplo de que la política puede ser diferente
Al pensar en esto, me viene a la mente una escena de la política en Estados Unidos en 2008. En ese momento, los candidatos a la presidencia eran Barack Obama y John McCain. McCain representaba al partido republicano que es prácticamente el opuesto extremo al demócrata, por lo que siempre las campañas son acaloradas y llenas de ataques y descalificaciones.
Durante algunas reuniones con sus seguidores en Minnesota, McCain cede la palabra a personas del público que le expresan su preocupación en caso de que Obama gane las elecciones, diciendo que les da miedo o incluso que Obama no es americano. Primero, John McCain los escucha y los entiende. Pero conforme la gente sigue hablando, el candidato responde diciendo dos cosas: 1) que Barack Obama es una persona decente a la que no hay que tenerle miedo. Y 2) que Obama no es un árabe y que es una buena persona de familia con la que tiene desacuerdos en aspectos políticos fundamentales.
¡Qué gran ejemplo para la sociedad y para los políticos de todo el mundo! Si todo esto se tratara de propuestas, de ideas y no de ataques o descalificaciones, el mundo sería muy diferente. ¡Cuánto tenemos que aprenderle a John McCain! En un discurso dijo: «No debemos confundir patriotismo con peleas tribales». No sé qué opines, pero yo creo que eso debería ser la verdadera política, una discusión centrada de ideas para gobernar a un país.
Hoy más que nunca, nos urge crear un nuevo sistema político y democrático, que integre visiones, que una a las sociedades, que ayude a los que más lo necesitan, pero que incluya a los que pueden aportar recursos e ideas. No se trata de estar a favor de algo y en contra de todo lo demás, sino de buscar la mejor solución para el bien común, un término que nunca se menciona en los debates y discusiones políticas y que estoy seguro que prácticamente ningún político entiende.
Algún día, todos nos daremos cuenta de esto y esto cambiará. Al menos eso espero.