Hace poco, veía una infografía que contrastaba el ser consistente con el hecho de ser intenso a la hora de volver un proyecto realidad. Su tesis era que alguien constante, poco a poco avanza hasta su meta y alguien intenso, al final del día, no llega a conseguir lo que quiere.

Esta comparación es exactamente igual a la fábula de la liebre y la tortuga. Todos la conocemos: la tortuga, lenta y sin mucho rango de movimiento, camina constantemente a lo largo de la pista y avanza. A primera vista, es ridícula la velocidad de la tortuga. La liebre se burla y decide descansar sabiendo que en pocos movimientos puede alcanzarla. Sin embargo, la liebre deja pasar tanto tiempo y deja avanzar tanto a la tortuga, que para el momento en que empieza a correr hacia la meta, la tortuga ya la había alcanzado.
Así es nuestra vida, todos podemos ver el valor de la consistencia en lo que hacemos. Sin embargo, yo no me considero alguien que tiende a ser consistente. Más bien soy una liebre intensa. Y estoy seguro que muchas personas también. ¿A qué me refiero? Cuando comienzo un proyecto, normalmente le dedico horas de trabajo, fijación en los detalles, aprendizaje y toda la atención posible. Pero por mi personalidad y carácter, hay momentos donde la energía, la atención y la inspiración me falla. Y en ese momento, el proyecto se queda en pausa.
Todos vemos el valor de la tortuga en la historia y sabemos que ese es el camino a seguir para lograr lo que nos proponemos y alcanzar nuestros sueños. Hay gente que tiene este tipo de carácter y que pueden trabajar años en un mismo proyecto con una rutina consistente y no tener crisis o retrasos en el camino. Pero, ¿qué haces si tu tendencia es completamente contraria a esto? ¿Estás condenado al fracaso? Creo que no, simplemente hay que hacer cosas distintas.
¿Cómo ser más consistentes?
¿Qué se puede hacer si naturalmente tenemos estos momentos de inconsistencia? Lo cierto es que son un riesgo para nuestro plan de vida y nuestros proyectos. No se trata de decretar: «A partir de hoy, voy a ser más constante» y listo. Así no funcionan las cosas, aunque los pseudo coaches lo piensen.
1_ Aceptar tu propia inconsistencia.
Todo cambia en el momento en que sabes que eres así y lo aceptas. Tenemos que partir de la humildad y de la verdad. No vamos a cambiar tendencias de nuestro carácter o nuestra personalidad de un día para otro. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es tener en la mente que esos días de aburrimiento, de distracción o de hartazgo van a llegar y esto es el principio del cambio.
Hay que recordar siempre que el ser inconsistente tiene en el otro lado de la moneda algo positivo, que es la intensidad. Y si algo he aprendido hasta ahora en mi vida, es que hay que jugar con nuestras fortalezas. El tender a la intensidad sobre la consistencia quiere decir que somos capaces de hacer mucho, muy bien y con gran impacto en poco tiempo. Eso es lo que tenemos que aprovechar.
2_ Planear para los días de inconsistencia.
Los días de inconsistencia van a llegar. Y también llegarán más días de intensidad. Hay que tenerlo en cuenta a la hora de planear. ¿A qué me refiero? Si estás en estado de flow, aprovecha y adelanta lo que tendrías que hacer los próximos días, para que cuando llegue el bajón de motivación o inspiración, hayas avanzado lo que correspondería a ese día de trabajo. De este modo, en esos días puedes darte el lujo de hacer lo mínimo indispensable y dejarte llevar por la inercia, sin que esto repercuta en tus resultados de manera importante.
3_ Darle variedad al trabajo.
Nadie puede estar creando cosas todo el tiempo, nadie puede estar haciendo talacha todo el tiempo. Tenemos que aprender a variar el tipo de trabajo que hacemos, para que no nos aburra o nos exprima de tal manera que no queramos volver a verlo. Para esto, ayuda tener en tu horario días dedicados a cierto tipo de trabajo, de esta manera, tendrás un motivador para esperar ciertos días y trabajar en proyectos que te recargan. Es una zanahoria al final del camino (hablando de la liebre) y puede llevarte por distintos proyectos con éxito.
4_ Tener nuevos inicios constantemente.
Algo que ayuda a cambiar la perspectiva y dar un boost de motivación es tener nuevos inicios a cada rato. Si eres como yo, que tiendes a la inconstancia, esto ayuda mucho. Cuando podemos renovar un proyecto, tener un nuevo approach, cambiar de formato, encontrar una nueva manera de trabajar o añadir alguien al equipo, nuestra mentalidad se sacude y se renueva. Así, de comienzo en comienzo, vamos avanzando hacia los resultados. Cambia el ‘cómo’ sin cambiar el propósito o la meta. Así, no solamente serás constante en acercarte a ella, sino que puedes generar innovación en lo que haces.
Así que, en pocas palabras, lo que hay que corregir no es que la liebre avance rápido en poco tiempo. Lo que hay que corregir es la manera en que la liebre intentó aprovechar sus talentos y fortalezas para que den resultado.
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