Cada año, Netflix saca una o dos películas que valen la pena. El resto — por lo menos a mi parecer — son de una calidad bastante cuestionable que solo trata de cumplir con cantidad determinada de producciones para el catálogo. Pero ese par de buenas películas al año son de una calidad tan alta que hacen que la suscripción valga la pena.
tick… tick… BOOM! es uno de esos filmes que seguramente llegarán a la competencia por el Óscar. Cuenta la historia de Jonathan Larson, el compositor de la famosa obra de teatro Rent. En sí misma, tick… tick… BOOM! es una obra autobiográfica de Larson, donde cuenta su camino para llegar a Broadway.
Larson es interpretado por Andrew Garfield. Sobra decir que su talento es muy superior al que recuerda la mayoría de la gente en Spiderman y eso lo ha demostrado en Silence, Hacksaw Ridge y otras películas de su carrera. Aquí, por primera vez lo vemos cantar y hace un trabajo excepcional como intérprete, no solo con la entonación y la voz, sino en la transmisión de los sentimientos a través de la melodía. Garfield carga con toda la película. Los demás personajes son solamente circunstanciales. Pero el protagonista se luce y debe estar cerca de varias nominaciones al Óscar y otros premios.
La película es una excelente combinación del monólogo de Larson en un pequeño recinto con sus amigos, presenciado por un pequeño público y flashbacks a las situaciones reales de su vida. Es notorio el contraste de el Jon que platica la anécdota «a toro pasado» y el Jon que está viviendo en tiempo presente todas las circunstancias. Esta estrategia de storytelling hace que te enganches con la historia de inmediato.
Pero aún más importante que esos detalles concretos, la obra es un llamado a aprovechar cada segundo. Entender que cada minuto que tenemos en la vida debe aprovecharse al máximo. Nuestra vida es una carrera contra reloj. ¿Cuál es la meta? Eso lo decidimos nosotros.
Jon entiende esto desde muy temprano, pero esta misma noción provoca que se equivoque, que desordene sus prioridades y que lastime a personas en el camino.
Es inevitable no sentir la prisa de Jon por consagrarse en su carrera. La pasión que tiene por su primera obra, a la que dedica todo su tiempo, recursos, esfuerzo y pensamientos. Todos hemos pasado por ahí. Hemos tenido un negocio, un proyecto o meta que nubla nuestra visión de todo lo demás y parece que es lo único que tenemos en la vida. Es lo único que nos importa y no vemos más allá. Este es el drama de nuestra vida. Cuando ese proyecto se nos cae, parece que todo terminó y que nunca más vamos a poder tener otro sueño, otra oportunidad.

Aunque debo admitir que no me gusta mucho Rent, la canción Seasons of Love es de mis favoritas porque es una reflexión sobre la temporalidad y la trascendencia de las cosas: ˝¿Cómo se mide un año, si no en amor?˝ En Rent, como en tick… tick… BOOM, de nuevo aparece el tiempo. Esta es una constante no solo en el trabajo de Larson, sino también en el de Lin-Manuel Miranda, quien por primera vez dirige una película y hace un gran trabajo. Imposible no recordar la frase «Why do you write like you’re running out of time?» de Hamilton. Esta conciencia y atesoramiento del tiempo es un sello de los genios, como Alexander Hamilton, como Jonathan Larson, como Lin-Manuel Miranda.
Esta obra enciende una chispa en tu interior y te empuja a hacer todo lo que puedas con el tiempo que se te dio. Es un empujón que todos necesitamos de vez en cuando.
tick… tick… BOOM está disponible en Netflix.