Hay personas que tienen una vida buena, normal. Les va bien en la escuela… normal. Cuando crecen, sus trabajos son buenos, normales. Tienen una familia bonita, normal. Hasta su perro es simpático, normal. Tienen dificultades normales y alegrías normales. Todo es normal.
Cuando veo a estas personas, me doy cuenta de que lo «normal» es enemigo de lo extraordinario. Y es ahí cuando me cae el veinte de esta frase de Van Gogh. Estas personas son normales porque no se atreven a saltar al vacío, porque no se atreven a hacer nada. Tienen sueños, igual que todos los demás, incluso más grandes, pero nunca se han puesto en acción para volverlos realidad.