La historia de nuestro país ha dejado marcadas a generaciones completas con convicciones prácticamente imborrables. No necesariamente son racionales, ni siquiera lógicas, pero las tenemos escritas con sangre en nuestra historia.
La historia de nuestro país ha dejado marcadas a generaciones completas con convicciones prácticamente imborrables. No necesariamente son racionales, ni siquiera lógicas, pero las tenemos escritas con sangre en nuestra historia.