Creo que el peor de los males actuales es la indiferencia. En este caso, no me refiero al sentido humanitario con el que se utiliza este concepto, sino al más puro sentido humano. La indiferencia en nuestra propia vida y la indiferencia que proyectamos al mundo. Hoy México tiene la cantidad más grande de jóvenes de su historia, un momento que no se va a repetir en muchos años (como bien lo sabe Europa). Y solo hay un enemigo que puede causar que perdamos esta oportunidad única: la indiferencia.

Pienso que cuando somos jóvenes tomamos las decisiones más importantes de nuestra vida: qué vamos a estudiar, con quién nos vamos a casar, a qué nos vamos a dedicar, qué valores vamos a seguir, cuáles amigos vamos a cultivar. Pero hay una decisión sumamente importante que a veces pasamos inadvertida: ¿vamos a cambiar las reglas o vamos a jugar con las reglas establecidas?
Jugar con las reglas establecidas significa conservar el statu quo. Hoy en día, este término se utiliza mucho en las lecturas de superación personal. Sin embargo, su significado real se refiere al estado actual de la sociedad, en la que se conserva una especie de «equilibrio» entre varias partes y en la que por lo general, hay muchos intereses escondidos de distintos actores. Este pseudoequilibrio no nos asegura que el funcionamiento sea el correcto, justo, equitativo o valioso. Simplemente «así es».
Cada año, muchos jóvenes entran al mundo con la idea de cambiarlo, hacerlo mejor. Sin embargo, cuando llegan al escenario de su interés, alguien les presenta las reglas vigentes y los invitan a perpetuarlas. Estas reglas pueden sonar así:
- «Para ser director en la empresa tienes que quedarte a trabajar hasta altas horas de la noche, hacer todo el trabajo que te pide tu jefe y saber vender todos y cada uno de tus logros».
- «Los artistas usan las drogas como fuente de inspiración, para despertar el alma, ver la realidad de otra manera y mantenerse activos y alerta».
- «El alcohol de jueves a domingo es la mejor forma de relajarse y divertirse después de una semana pesada».
- «Primero preocúpate por estar bien tú, luego te ocupas de ayudar a otros».
- «Si quieres hacer televisión en México, tiene que ser televisión para idiotas».
- «No puedes tener dinero y ser futbolista».
- «El mejor final para una noche de fiesta es acabar con alguien en la cama».
- «Los diseñadores en México no ganan dinero».
- «Para que la gente confíe en ti como abogado, no puedes ir vestido de jeans. Ve por unos trajes buenos».
- «Aprendes más negociando tu calificación que lo que haces en la clase».
Ese es simplemente el día a día de muchas personas que se conforman con el mundo en el que vivimos y que juegan con las reglas establecidas. Varios de los que piensan así, tienen más éxito que la gran mayoría. Personalmente, creo que es muy distinto ser exitoso o cambiar el mundo. El primero es pasajero, el segundo dejará huella.