¿Quién es un optimista en nuestra época? Es muy difícil encontrar optimistas en estos tiempos en el mundo. Todo está muy loco. Basta con cruzarte tranquilamente la calle caminando… respirando… sintiendo el sol en la cara y… cerrando los ojos… en un siga… para que alguien te toque el claxon como un enfermo mental histérico y te insulte a ti, a tu mamá y a toda tu descendencia (la tengas o no).
Sin duda el que toca el claxon no es un optimista, es un pesimista. Pero el que cruza la calle tampoco es un optimista, es un idiota. Y es que es importante distinguir entre optimistas e idiotas. Digamos que el optimista es el que piensa: «Voy a ir a Office Max a imprimir unas cosas rápido y de ahí, me voy a la junta urgente de la oficina». Y el idiota es el que va y lo hace. Sin duda estamos rodeados de idiotas. Esto no lo digo por pesimista, sino por realista.
Pero bueno, dejando a un lado las bromillas, vale la pena mencionar algo sobre el verdadero optimismo. Necesitamos optimistas que nos recuerden todo lo que la humanidad puede hacer. Necesitamos optimistas que nos ayuden a ver la luz en medio de la obscuridad y necesitamos optimistas que nos recarguen de energía cada tanto.
Así que busquemos oportunidades en todo, especialmente en medio de las dificultades para convertirnos en optimistas a base de práctica.
Y el que busca, halla 🙂