A veces satanizamos el pasado. Vivimos rodeados de una ideología que nos dice que «vivamos hoy», que «el poder del ahora» es lo único que cuenta, que «mañana puede ser demasiado tarde», que «el pasado no tiene fuerza sobre nosotros», que «el hoy es un regalo y por eso se llama presente». Todo eso es cierto de alguna manera, pero también es verdad que nuestro pasado tiene un encanto especial.
Los mejores amigos que tenemos no serían nada si no pudiéramos recordar viejos tiempos con ellos. Nuestra experiencia y aprendizaje no podría existir si no atesoráramos momentos y personas de nuestros ayeres.
Lo importante del pasado es que nos hace recordar quiénes somos. Gracias a nuestra memoria, podemos sacar fuerza del amor que hemos experimentado, podemos obtener paz en los momentos más difíciles y encontrar luz en medio de la obscuridad.
Nuestra vida es un todo y debemos entenderla como tal. No es un día ni un segundo (aunque muchas veces debemos aprovecharlo como si fuera lo único). Nuestra vida es una combinación de recuerdos, de sueños y de momentos presentes. Eso es lo que la hace ser tan especial, que nuestra vida, como nuestra alma, va más allá del tiempo.
No por nada, el autor de Peter Pan, J.M. Barrie hace esta afirmación: tenemos memoria para poder tener rosas en diciembre. Cuando las cosas se compliquen, hay que detenernos a descansar. Pero más aún, ese descanso debemos usarlo para recordar el pasado y tomar fuerzas para continuar caminando hacia el futuro.
¿Qué opinas? ¿Qué cosa de tu pasado te da fuerzas para el futuro?
Es una entrada muy interesante. En mi caso particular, es el presente y mi esperanza en el futuro lo que me mantiene animosa y cargada de ilusiones. El pasado tiene para mí muchos baches y espacios oscuros… no conozco quiénes fueron mis padres. Dios, que es sabio y misericordioso, me dio un hogar donde me recogieron con mucho amor (mi padre me amaba con locura; pena que murió siendo yo pequeña). Así que prefiero ir día a día forjando mi identidad, quién soy y para qué Dios me trajo al mundo… El pasado, si bien tiene sus recuerdos gratos, en mi caso no es una buena fuente para beber cuando siento sed.
Gracias por tus entradas. Dios te bendiga. Un abrazo.