Las lecciones de enfoque de Steve Jobs a Jony Ive

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Jony Ive no es un nombre que ubique la mayoría de las personas (a excepción de los fans de Apple y los techies), pero eso no le quita la influencia que ha tenido en el estilo de vida de millones y millones de personas a lo largo de varias décadas. Ive fue el líder de diseño de Apple desde antes del regreso de Steve Jobs a la empresa y ciertamente fue el encargado se continuar con su legado después de su muerte.

Ive era la famosa voz que presentaba el diseño de los productos en los videos que se proyectaban en los eventos de Apple. Su manera de entender y explicar el diseño, la usabilidad y la estética es tan icónica, que la tenemos grabada en la memoria colectiva. Muchos otros productos y marcas han replicado esta manera ultradetallista de describir un nuevo producto. A pesar de que la mayoría no lo ubica visualmente — porque casi no le gustaba hacer apariciones públicas — Apple no habría llegado a ser la empresa que es hoy sin su trabajo.

Poco tiempo después de la muerte de Steve Jobs y de la aparición de infinidad de películas, biografías, artículos y testimonios sobre él, Ive participó en un congreso de Vanity Fair, donde contó lo que representó trabajar con este genio y las más grandes lecciones que recibió de él en su vida.

Enfoque

Jony (o mejor dicho, Sir Jony Ive, ordenado por la Reina Isabel), dice que Jobs era la persona más enfocada sobre la faz de la tierra. Cuando tenía que hacer un trabajo, sabía llevarlo a cabo de principio a fin sin distraerse en tonterías ni importarle los pretextos o mediocridades de otras personas, a menudo tratándolas mal, como varios relatan.

El enfoque para Steve Jobs se trataba de tener en mente el trabajo que tenías que hacer y el resultado que buscabas y no despegarte de esa visión.

Sacrificio

El enfoque para el fundador de Apple implicaba renunciar a algo y ser capaz de hacer renuncias al extremo. Jony platica que en las juntas, Steve Jobs le preguntaba a menudo «¿A qué renunciaste para llegar a esta conclusión?» a lo que el diseñador respondía con una lista de cosas. Después de analizarlo, el CEO le decía que esas renuncias no habían implicado ningún sacrificio, porque eran ideas o proyectos que no eran importantes para Ive y que realmente, si quería crear algo extraordinario, tenía que estar dispuesto a renunciar a eso que le gustaba, a lo que le importaba.

Esta es una lección de sacrificio, de desprendimiento y de humildad; todo al mismo tiempo. Porque para llegar al punto de perfección que estaban buscando, era necesario renunciar a cosas que no eran indispensables o que estropeaban la experiencia general.

A veces, en nuestros trabajos y proyectos no estamos dispuestos a hacer esto, al contrario, nos gusta mantener vivos ciertos proyectos y estructuras porque nos traen buenos recuerdos, porque se nota la huella que hemos dejado o porque nos gusta. Pero para crear algo extraordinario, tenemos que renunciar a muchas cosas, incluso a cosas buenas, para favorecer un resultado más grande.

Vanidad

Antes de entrar a una junta con el equipo de diseño, Ive detuvo a Jobs y le pidió que tuviera cuidado con sus comentarios. Como a todos nos queda claro, sabemos que Steve Jobs no se distinguía por ser políticamente correcto ni particularmente amable. Jobs se detuvo y le preguntó a Jony por qué le decía esto, a lo que el jefe de diseño contestó: «Pues se han esforzado tanto y me importa que estén contentos y motivados».

Steve Jobs lo pensó un segundo y le reviró diciendo: «No Jony, lo que pasa es que tú eres muy muy vanidoso, te importa mucho lo que piense de ti la gente y caerles bien». Ive se quedó callado en ese momento y después aceptó que era cierto, que lo que le preocupaba era la opinión de los demás y no el trabajo extraordinario que estaban llamados a hacer.

Hay veces que tenemos que tener la capacidad de renunciar a nuestras propias ideas, gustos e intereses por hacer algo más grande. Hay veces que para crear algo extraordinario, tenemos que tirar a la basura nuestra preferencias personales para permitir que lo importante salga a flote. Esa es la capacidad de enfoque que tenía Steve Jobs y de la que aprendió Jony Ive. No era solamente la capacidad de no distraerse, sino de dedicarse en cuerpo y alma a lo importante.

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